_AQUI DEBES INTRODUCIR TU ARTICULO_

Hace unos años no había tantas opciones para elegir y Génesis era una de las pocas plantillas que optaba por la simplicidad, velocidad de carga y un código limpio sin funcionalidades innecesarias.


social media, connections, networking-3846597.jpg

LA TRAMPA DE LAS REDES SOCIALES

Las redes sociales han revolucionado la forma en la que interactuamos y concebimos nuestra realidad y han crecido de una manera vertiginosa durante las últimas dos décadas. Las redes sociales se han convertido en un innegable modo de comunicación entre jóvenes y no tan jóvenes. Asimismo porcentaje elevado de la población usa ya este medio también para informarse y actualizarse. Incluso la divulgación científica se hace también a través de estos canales, más visuales, rápidos y directos. Sin embargo, como toda herramienta, si no se usa adecuadamente, puede tener sus efectos secundarios que contamos a continuación.

Las redes sociales se empezaron a usar en la década de 1990 con la esperanza de que fueran una oportunidad para una sociedad que evolucionaba hacia la individualidad (elegida) y daba signos de alarma por el malestar generado por la soledad (algo elegido por muchos). Sin embargo, se ha observado que el consumo pasivo de estas redes puede reforzar el sentimiento de soledad y desvinculación e incluso ha sido relacionado con el aumento de la depresión.  

Estamos viviendo algo sin precedentes y las consecuencias solo las veremos en el largo plazo (ej. ¿qué huella digital estamos dejando los usuarios?)  Lo que ya estamos sin duda atendiendo son problemas relacionados con el cyberbulling (Kırcaburun et al. 2019), cuadros de adicción sin sustancia, cuadros de ansiedad y depresión relacionados con el mal uso de estos medios… 

Algunos estudios ya muestran la asociación a síntomas de depresión, ansiedad, baja autoestima, soledad (Saiphoo et al. 2019;  Vannucci et al. 2017). Incluso entre los más jóvenes parece haberse observado una relación causal (Twenge et al. 2018).  

La relación es bidireccional:  

I) uso excesivo de RRSS puede promover el incremento de depresión (Vernon, Modecki, & Barber, 2016); 

II) Sujetos con depresión más vulnerables al uso de RRSS (Vernon et al., 2016). 


El uso prolongado de plataformas como Facebook pueden actuar como factores de estrés, favorecer el sedentarismo, generar estereotipos que los otros quieren ver o intentos excesivos por ser, lo que se ha asociado con síntomas de ansiedad y depresión (Karim et al., 2020) 

Los datos recopilados hasta la fecha no han podido ser replicados, son complejos por su naturaleza, varían en función de la metolodología (Baker&Algorta 2016; Blease 2015; Frost&Rickwood 2017; Seabrook et al. 2016)  

Un metaanálisis del 2021 (Cunningham) señala que la asociación principal entre depresión y RRSS tiene que ver con el ”uso problemático” más que con el tiempo de uso o su intensidad.  

 

El uso problemático ha sido descrito en función del elevado de las RRSS en combinación con síntomas relacionados con las adicciones como: dependencia, tolerancia y abstinencia (Bánbyai et al., 2017) 

 

LAS REDES SOCIALES COMO ADICCIÓN 

Como animales tenemos la necesidad de ser aceptados en el grupo, necesitamos pertenecer. Con las redes sociales esa aceptación se comercializa en forma de likes (me gusta). «¿Y cuál es el problema?», dirán algunos. «¿No es a fin de cuentas otra forma de pertenencia?» Siempre ha habido unas personas más populares que otras. El problema es que ahora lo popular y lo no popular, la pertenencia y el rechazo no tienen fin. Pueden perpetuarse de una manera que no somos capaces de anticipar. No tenemos control sobre ello y tampoco podemos adelantarnos a las consecuencias. Tanto lo bueno como lo malo puede ser transformado. Las reglas del juego van cambiando y construir patrones se hace extremadamente complicado. Se muestran vidas que no se corresponden con la realidad. Las redes están llenas de “yoes” idealizados que solo muestran una parte seleccionada de sí mismos. La vida «sirve» para mostrarla y las redes son el escaparate. Como consecuencia puede que nos olvidemos de disfrutarla. Además, cuando la mostramos, tendemos a dejar ver sólo la parte más virtuosa, lo que nos gusta o será admirado, pero no nuestros defectos. Y todo ese escaparate impacta y marca estándares y referencias para la sociedad, referencias que están sesgadas o desviadas de la realidad 


SON LAS REDES SOCIALES “ADICTIVAS”? SOLO UN SCROLL MÁS 

Cuando nos aburrimos o nos sentimos mal, recurrimos enseguida al móvil y nos decimos mentalmente: «Solo un scroll más». Esta puede ser una de las frases que más repiten las nuevas generaciones (y las no tan nuevas). Cuando levantas la cabeza del dispositivo, ya han pasado treinta minutos. Entonces te miras al espejo y piensas: «¿Por qué eres así?».  

Ese es el efecto que tienen las redes sociales en nuestro cerebro. Que nos hacen liberar mucha droga, ¡uy!, quiero decir ¡dopa! Sí, dopamina, el neurotransmisor principal del placer. El que, cuando nos falta (abstinen- cia), hace cantar al cuerpo aquello de «Dame más dopamiiiiina, quiero más dopamiiiina…».  

NUESTRA relación con las RRSS es smiliar a la de una adicción. Las redes apelan a nuestras regiones cerebrales más primitivas, las del sistema de recompensa, en el que la dopamina (neurotransmisor «del placer») desempeña un papel primordial.  

Las redes nos aportan un flujo inagotable de información, interacciones con los demás, likes; en definitiva, recompensas. Además, tienen el factor novedad, porque no sabemos lo que nos vamos a encontrar (un  like, un comentario positivo, un post interesante, una foto nueva de tu crush o de la persona que te tiene pillado…). Este tipo de recompensa variable y sorpresiva hace que las redes sean todavía más adictivas.  

En otras palabras, aquí la dopa se consigue rápido y fácil; ¿para qué esforzarse en conseguirla leyendo un libro o realizando una tarea más  costosa?  

El problema es que mientras estamos hipnotizados por las redes sociales, dejamos de implicarnos en otras tareas, renunciamos a otras cosas, porque queremos ¡más dopa!  Y el mundo digital va de la mano del concepto de infinito, porque ahí la información fluye sin cesar, de hecho necesitaríamos vivir varias vidas para consumir todo lo que allí se nos presenta.  

Algunas características de las adicciones podemos verlas en algunos casos de uso problemático de redes sociales (lo que llamaríamos “adicción sin sustancia”). 

Se pierde el control sobre la actividad elegida y se continúa con ella a pesar de las consecuencias negativas.  

–  Aparece una necesidad cada vez más imperiosa de consumo (de- pendencia) y en este caso, de uso del móvil/tecnología.  

–  Se necesita consumir cada vez más para sentirse bien o para conse- guir el mismo efecto (tolerancia). Es el efecto de «antes me embo- rrachaba con dos cervezas y ahora ya necesito cinco para coger el puntillo». Lo mismo ocurre con las tecnologías, cada vez se pasa más tiempo sumergido en ellas.  

–  Si no consume, aparecen síntomas de falta de concentración, alte- raciones del ánimo, inquietud, etc. (abstinencia), síntomas también observados en la adicción a tecnologías.  



El problema añadido es que no está socialmente mal visto y que las consecuencias no son tan graves como en el consumo de cocaína, heroína o alcohol, por l que es más fácil caer en ello  

Además las RRSS han traído consigo nuevos términos/vocabulario como FOMO (Fear of Missing Out), que en español podríamos traducir co mo MAPA (miedo a perderse algo) se usan ya coloquialmente. Por eso, en salos próximos años nos tocará enfrentarnos a un gran desafío: tendremos que saber renunciar, saber parar, porque el tiempo se nos escapa «en un abrir y cerrar de redes».  

Tambíen en el de INFOXICACIÓN o intoxicación por exceso de información, entre la cual nos resulta difícil priorizar o saber cual es veraz. 


CÓMO PROGERSE DEL RUIDO TECNOLÓGICO 

Cómo hacer un mejor uso de las tecnologías en la era de la infoxicación:  

Trata de poner horario a las pantallas (usarlas una parte propor- cional, pero a poder ser pequeña, del tiempo que tengas dispo- nible y en horarios concretos preestablecidos).  

Desactiva las notificaciones y activa el límite de uso (en móvil y tableta).  

Apaga el móvil cuando estés trabajando y no lo tengas a la vista. Los estudios científicos han mostrado que tenerlo visible dificul- ta la concentración frente a no tenerlo. 

Procura escuchar noticias un tiempo limitado al día.  

En redes sociales, asegúrate de ser selectivo con las cuentas y temas que eliges.  

Procura que el móvil no sea lo primero que miras nada más le- vantarte.  

Prioriza otras actividades (estudio, ejercicio, lectura, actividades culturales, socialización…  



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *